No
hace mucho (al poco de haber terminado mi primera Media) os comentaba que tras
la bonita experiencia vivida en Valencia en esos 21 km, no terminaba mi camino,
que tenía más cosas en mente, que me iba a ir planteando nuevos objetivos y
nuevos retos, aunque no os dije cuáles, pues en la crónica de hoy vais a
descubrir uno de ellos.
Madrugar
un domingo (1 de abril) sabiendo únicamente que vas andar y correr por la
montaña durante casi 14 km, con un desnivel de 735 m con una experta conocedora
de la materia y con otras personas a las que no conoces de nada pero… sin saber
lo que te vas a encontrar en el camino, es ir literalmente a la aventura.
Cuando
te hablan del lado oscuro, lo primero que a muchos se les viene a la cabeza es “La
guerra de las galaxias” pero en mi caso, ni me iba a la guerra, ni a otras
galaxias pero si a explorar nuevas rutas y probar nuevas experiencias.
Diario
de una exploradora.
9 am del domingo
1 de abril.
Aguadulce.
Llego
al punto de encuentro casi a la hora prevista, todavía no estamos todos, faltan
algunos exploradores por llegar, saludo a Sofía (la jefa de expedición y la
única cara conocida) que me va presentando al resto de los exploradores. Cuando
ya estamos los 7 (6 exploradoras y 1 explorador), empezamos nuestra aventura,
primero por asfalto (poca cosa) y ya el resto por tierra. Tras unos comienzos
tranquilos, charlando con todos y sin apenas dificultades, se va complicando la
cosa, no paramos de subir y parece que no hubiera fin, se hace un poquito
interminable, por la alergia y algo resfriada, conforme vamos subiendo, me va
costando bastante pero aún así no paro, ni siquiera cuando empiezan los demás
exploradores a correr, yo a mi ritmo y siempre por detrás, las diferentes
paradas que hacemos me sirven para recuperar fuerzas, además de echar fotos, lo
mismo que mis compañeros de aventura, incluso hay tiempo para vídeos muy
divertidos. Llega un momento en el que dejamos de subir y empieza la bajada,
encontrándonos con bonitas sorpresas como un pinar, algo inimaginable en un
paisaje semidesértico; hacemos otra parada, antes de continuar bajando, en la
que hacemos una increíble y divertida sesión de fotos y en la que hacemos
nuevos amigos.
Muchos
pueden pensar que la bajada es sencilla ¡pues no! Es verdad que no te cansas
tanto que cuando vas subiendo pero sí tienes que ir con más cuidado y viendo
donde pones los pies, aún siendo precavida, me llevo 3 culazos en la bajada
(sin graves consecuencias), he de decir que se debió también al calzado, que no
llevaba el adecuado.
Ya
habiendo bajado, todavía quedaban unos cuantos kilómetros pero ya en llano y
por una rambla, hecho que algunos aprovecharon para un trote y otros lo hicimos
para ir charlando tranquilamente.
Al
terminar mi primera experiencia en el trail running, tengo que decir que habrá
más, que disfruté mucho la mañana, además de recibir buenos consejos y aprender
muchísimo. Gracias a todos y espero que haya más momentos como este.
No hay comentarios:
Publicar un comentario